¿Qué pasaría si el tiempo y el dinero dejaran de ser un obstáculo, si te extendieran un cheque que te permitiera dedicar tu vida a la gente que te quiere y a quien quieres con locura?
¿Qué pasaría si alcanzaras un estado en el que de verdad pudieras ser persona, o mejor dicho, pudieras ser persona de la manera que siempre intuiste que querías serlo?
Os voy a decir lo que siento yo.
Yo siento alivio, como un peso que ha desaparecido de mi espalda. Voy más ligero, aunque estoy cansado. El camino ha sido duro, y creo que aún no soy consciente de lo que he perdido, o he podido perder. Tengo la sensación de que mi cabeza, aunque lúcida, no funciona tan bien como antes, pero también creo que no ha habido daños irreversibles.
Siento que hay tantas cosas por hacer que me da casi miedo ponerme a pensarlas. Más que miedo, es esa sensación de intranquilidad que solía tener (mejor dicho, que sigo teniendo) cuando en la noche de Reyes se decide que hay que irse a la cama, que ya se oye a los camellos. Espero hacerlo bien, no defraudar a nadie, a mí el primero, a ti la segunda, luego a todos vosotros.
Quiero vivir, aprovechar cada segundo que nos dediquemos mutuamente, conoceros más todavía, descubrir todo lo bueno que llevamos y dar todo lo posible para que desaparezca lo malo.
Quiero tener hijos (aún no, que vais demasiado rápido, que os conozco). Rodearme de los frutos del amor más sincero que creo que puedo ofrecer, y del que nunca como ahora me he sentido tan correspondido. Este amor merece mención especial, pero eso ya lo haré en privado. :)
Quiero que sepáis que os quiero. Pero quiero que lo sintáis, no sólo que lo sepáis. Devolveros ese cariño que siempre me habéis dado, y que he sentido muchas veces en los últimos meses. De verdad que no os podéis imaginar lo que me ha servido para poder seguir adelante.
Os quiero mucho.
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