jueves, septiembre 22, 2011

Carta a Lidia

Hola, querida Lidia!

Paula dice bien, me he vuelto un poco revolucionario… De otro gran argentino decían eso de que “Un revolucionario no muere para que lo cuelguen en una pared”, Ernesto se llamaba, Ché le decían.

La revolución pacífica que recorre el mundo anuncia cambios.



Pero mi revolución, la que hace dar vueltas a mi corazón, es lo que ilustra estas letras: una maravillosa familia que conforma mi único y verdadero patrimonio. Dos niños que son dos soles. Que tienen la vida dibujada en el brillo de sus ojos. Ojos que han heredado de esa mujer, Paulita la llamabas tú, que es mi puerto y mi bandera.

Mi puerto: de donde parto día tras día y a donde estoy deseando amarrar al final de la jornada.

Mi bandera: la enseña inmaculada por la que daría mi vida.

Ya ves, tengo la inmensa suerte de estar enamorado de tres personas a la vez.



Lo demás, el trabajp, el resto de la familia, los amigos, y todas las revoluciones del mundo, están bien, siguen bien, pero en un segundo plano.



Lidia. ¡Cómo nos gustaría que viviéramos más cerca de ti para poder vernos alguna vez y hablarnos más a menudo! Deseamos que todo te vaya bonito, y que disfrutes de la vida con la misma energía desbordante y luminosa que irradiabas cuando te conocimos en México.

Un beso muy fuerte, de ésta tu familia española, que te quiere.

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